martes, 25 de diciembre de 2007

NAVIDAD CHINATOWN


Hay manhanas en las que despierto con mis ojitos aun sin querer abrirse por completo. Otras, de un tiron, ya estoy cafe y cigarro en mano con las teclas pegadas en los dedos y con histeria vengandome de lo que no deberia, pero es la unica forma de limpiar mi sistema; un Master Cleansing mas bien, y asi pues lo llevo.
Cuando mis parpados y mi cuerpo no quieren salir de las sabanas es cuando creo necesitar la caricia de mi padre o su mirada marcial con audio castizo: "Hija, venga, de un tiron, que nos cierran lo de los churros y luego tu yaya venga a quejarse to' el puto dia". Otras veces, mas carinhoso, se sentaba a mi lado en la cama y decia: "Machupichu -porque era yo la que mas aindiada lucia de la pequenha progenie Carrascosa, la del cabello y ojos mas oscuros-, venga a por los churros y luego al Parque del Este". Yo odiaba ir al Parque del Este, a acompanhar a papa a trotar; pero adoraba y cambiaba el mundo, mi mundo integro por esa dulzura de oirle decir Machupichu o "que guapa eres hija mia, venga, poneros los monos, tu y tu hermano".
Las navidades eran fuera de serie con papa. Me encantaba ver a mi padre durante las fiestas. Lo esplendido que era, lo exagerado en las compras de comidas y regalos, lo espanholas que eran sus hallacas y el tan orgulloso que se sentia de ellas. Esas hallacas atiborradas de cebollas perladas, trocitos de chorizo y garbanzos que yo devoraba para complacerlo y porque en fin, me gustaba mucho la cocina de papa.
Fuera del pais, una se las arregla para crear la familia ideal disfuncional mas acogedora.
Durante las navidades he sido invitada a la gran cena navidenha china de mis ex jefes, Simon y Mah Chen, hermanos y chinos y socios a su vez de Sandro y Danny, italiano y americano internacional de Cleveland respectivamente, otrora amantes y ya mas bien hermanas y socias. Asi pues, entre chinos e italianos he disfrutado de varias cenas navidenhas chinas en las que las excentricidades orientales, entre risas y no, gracias, paso, abrazan mis ausencias afectivas.
Estos cuatro socios me vieron crecer en todos los sentidos.
Mi estrechez filial con Sandro y Mah ha sido especialmente paternal. Desde que comence a trabajar para ellos en Barocco -importante resto que llevaban en Tribeca y que Andy Warhol menciona con frugalidad al final de sus diarios-, no deje de sentirme herida por sus gritos y arrebatos de trabajadores de cocina y luego reconfortada con especiales preparaciones que ellos mismos elaboraban para "buscarme cacao" y hacer las paces con la chiquita que tanto trabaja y que es tan sensible. No deje de sentarme en las piernas de Sandro ni de acariciarlo como si fuera un padre; muchas veces un muy carinhoso beso en los labios -porque era homosexual y porque lo merecia- sellaba nuestra intimidad y conexion. Mah tambien me recibia en sus piernas pero con mas cuidado, porque los chinos alrededor hablaban mucha porqueria y porque la esposa convenientemente se aparecia por el restaurante muy a menudo. Luego los segui hasta Bottino, otro fabuloso restaurante que abririan en Chelsea y donde trabaje por casi seis anhos.
Anoche Sandro me localizo y preciso para que fuera su acompanhante en la gran cena china, edicion 2007. 11 Division St., entre Catherine y Market Sts.;intricada Chinatown. Entre lluvia y con mi direccion anotada en la segunda anteportada de mi terapeutico Bartleby & Companhia, llegue. Tarde.
Desde la entrada vi la espalda de Sandro y una silla vacia a su lado. Supuse que era la mia, la silla. Una mesa a la derecha, Mah presidia con miembros de su familia y algunos empleados chinos del restaurante. Simon encabezaba otra mesa. Mah se puso de pie y dijo: "Enena, you are late, no nice, Enena"... los chinos tienen problemas con las eles y las erres como informacion ad latere... y luego anhadio: "Go sit next to Sando".
Exquisita cena. Fuleen Seafood es el nombre del restaurante. Yo les agradeci que no me ofrecieran ni lenguas de pato ni tripas de codorniz, aunque fui insistente en degustar "cuntch" una especie de alga/animal con un sabor sin precedentes.
Efusiva, entre sopas de tiburon y unos hongos shiitake de forma bastante regular, fui de mesa en mesa a saludar a todos los chinos que me habian visto sentarme en las piernas de Mah y Sandro durante anhos y quienes muchas veces preguntaron: "Enena, wha you kiss Mah an Sando an no kiss me?"... "Because they pay me", solia responderles y eso los destartalaba de la risa y supongo que del morbo tambien. La esposa de Mah, anoche, observaba con atencion mi crecimiento anatomico y quizas espiritual.
Sandro me abrazo muy emocionado y repetidas veces durante la noche. Por lo general es extremadamente amoroso conmigo. Su hijo adoptivo, Chris, tambien presente en la cena, solto unos: "ewwwwwwwwwww", bastante adolescentes. Y al final, tan generoso como siempre, ofrecio llevarme a Queens donde habia la redactora decidido pasar la noche.
Por el camino hablamos de Chavez, Uribe, Bush, el Rey y hasta Sarkozy. Chris solto otro "ewwwwwwww, what are you guys talking about?".
Mas tarde, antes de dormir, agradeci en mis suenhos que papa hubiera enviado de nuevo a este par de suplentes honorarios y excepcionales para mi especial noche de navidad.

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